David Lynch trasnocha en el Malba
Txt. Casandra Scaroni
David Lynch es un viejo amigo del
Malba, y durante todo el mes de diciembre esta amistad va a ser
motivo de celebración, porque en las trasnoches de los fines de
semana se exhiben algunas de las obras maestras que no son habitué
en este refugio de películas que es el Museo de Arte Latinoamericano.
Y es válida la aclaración de que
algunas de sus joyitas no se exhiben con tanta frecuencia porque a
diferencia de títulos como Carretera Perdida o Corazón Salvaje
(que afortunadamente visitan seguido la trasnoche de la sala ubicada
en Figueroa Alcorta 3415), algunas de las primeras obras del
director , como la llena de gracia (con todo lo
religioso que el termino implica) El hombre elefante, o el híbrido hermoso entre película fantástica y policial negro que es
Terciopelo azul, no son bendecidas con la pantalla grande tanto como
deberían.
El ciclo comenzó el viernes 7 con El
hombre elefante: esa especie de cuento de hadas con un héroe
vapuleado por la sociedad desde su infancia por su condición de
freak de circo, y que alcanza la plenitud cuando encuentra la
aceptación y el amor (la escena final de El hombre elefante es una
de las escenas más conmovedoras de la historia). Esta es la segunda
película de Lynch, y en ella (así también como en su opera prima
Cabeza borradora) ya se encuentra todo lo que hay que saber de él: su amor por los freaks, submundos sórdidos que coexisten con una
sociedad perfecta, y su afición al melodrama, por nombrar algunas
características.
Pero la estrella de esta programación
es una copia nueva en 35 milímetros de Terciopelo Azul, así que es
una buena oportunidad (aunque lo cierto es que todas lo son) para ver
en su esplendor a Kyle MacLachlan descubrir un mundo pesadillesco
bajo la superficie de la idílica ciudad de Lumberton. Con la fuerza
y la belleza visual de los colores de Lynch: El rojo furioso de las
rosas y el azul del terciopelo del título pueden ser los testigos de
una lucha entre el bien y el mal, entre el erotismo de Isabella
Rossellini y su voz ronca y casi desarmada entonando Blue Velvet, y
la angelical beldad de Laura Dern . Entre los petirrojos y los
insectos.
También van a ser de la partida en
este caluroso diciembre Una historia sencilla y las habituales
Corazón salvaje (porque nunca se puede tener suficiente de Nicholas
Cage y Laura Dern y ese final cargado de amor) y Carretera perdida
(si se está listo para ver a la maldad del mundo personificada en el
hombre de cara blanca un viernes a la noche). Cualquiera sea la
elección del mundo lyncheano a visitar en estas trasnoches, se puede
estar seguro de que va a ser un mundo extraño.
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