“La idea era ver qué serían capaces de hacer cuatro idiotas fanáticos de la tele cuando el aparato se les cae por la ventana y ya no tienen qué mirar”, resume el bahiense del equipo, Franco Cerana. Todo empezó con un pensamiento en voz alta, cuando uno de ellos tiró al pasar esa frase que siempre suena: “tendríamos que hacer una sitcom sobre esto”. Esto era su propia vida como estudiantes del interior que comparten departamento. Con esa idea en la cabeza, en 2008 grabaron y editaron un piloto que quedó en la nada pero les sirvió para armar su propia productora, Tangram, con la que empezaron a hacer spots y videoclips: “Veníamos laburando mucho para terceros y a ultimo momento dijimos: ‘¿y si volvemos a Un año Sin Television y lo hacemos para internet?’ Entonces rapidamente escribimos los guiones, nos dividimos y empezamos con la pre produccion”, resume Franco.
La receta fue actuar, grabar, editar y no dormir. Cada uno escribió un capítulo y dirigió otro, “para hacerlo como en la industria norteamericana y eludir esa cosa de autor que tanto gusta acá”, explica Cristian Ponce, el más grande del grupo, que tiene 28 y es de Cármen de Patagones. La serie se filmó casi toda en la casa de uno de ellos, en un cuarto era el set y en el otro la sala de edición. “Los que no dormíamos nos quedábamos editando. No había estufa y a medida que se fue acercando el invierno, empezamos a sufrir”, se acuerdan. Ellos también interpretan a los protagonistas, cuatro nabos a los que el presupuesto les alcanza para comer huevos todo el mes y tienen una sola computadora, que el nerd del grupo usa para programar. Ni sueñan con tener Windows o internet y menos con mirar televisión online.
La serie que en un principio pensaron que sólo iban a ver amigos y conocidos enseguida se les fue de las manos. “En facebook, que era nuestra única manera de hacer publicidad, empezamos a tener muchas devoluciones y eso nos daba más ganas de hacerlo”, reconoce Franco. Aunque los seis capítulos los hicieron con muy poca plata, que habían alcanzado a juntar con algunos videoclips, decidieron no amarretear y si el efectivo no alcanzaba, empezaba el rebusque. “Tratamos de no limitarnos con la producción, de cumplirnos los caprichos de todos, aunque sea con dos mangos, porque esos caprichos sirven para seguir teniendo ganas, para evitar el desgaste que existe siempre que un proyecto se extiende demasiado”.
Muy buena nota, interesante el proyecto. Lo voy a ver!
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